"Europa nos ha aportado muchas de las soluciones de las que hablaba Ortega. La cada vez mayor integración de todos los Estados miembros será, sin duda, la clave de nuestro éxito."

Juan Gala Serra. Jefe de Área de Personal Funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación. Ingresó por oposición en la Carrera Diplomática, después de licenciarse en Traducción e Interpretación.

Cuéntanos tu experiencia ¿Por qué decides embarcarte en la aventura exterior?

 

El hecho de ser funcionario en el Servicio Exterior y, concretamente, en el Ministerio de Asuntos Exteriores, es un orgullo. Es quizá, para mí, la mejor manera que se me ocurre de servir a mis conciudadanos, asistiéndoles en el exterior ante las dificultades que se les puedan plantear y defendiendo los intereses de España allí donde sea necesario.

 

¿Desde cuando funcionario y desde cuando eres jefe de ellos y ellas?

 

Soy funcionario de carrera desde 2010 y llevo a cabo mis funciones como Jefe del Área de Personal Funcionario, dentro de la Subdirección General de Personal y, a su vez, de la Dirección General del Servicio Exterior del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación desde Octubre de 2011.

 

Dicen que la carrera diplomática es infranqueable para los mortales…

 

No es cierto. Yo me licencié en traducción e interpretación y no tenía ningún tipo de relación familiar ni de amistad con nadie del Servicio Exterior cuando decidí preparar las oposiciones de ingreso a la Carrera Diplomática. Acceder a este cuerpo es simplemente una cuestión de interés y de trabajo duro y constante que cualquier estudiante universitario puede alcanzar.

 

¿Prefieres trabajar en el Ministerio o en las embajadas?

 

Trabajar en los servicios centrales del Ministerio es tanto o más importante que hacerlo en las Representaciones de España en el exterior. La política exterior se reflexiona, planifica y evalúa en Madrid. Ahora bien, mentiría si dijese que, como diplomático, también es muy gratificante prestar servicios en nuestras Embajadas, Consulados Generales y Representaciones Permanentes, donde se ejecuta parte de esa política exterior.

 

Estáis desarrollando un ambicioso programa de prácticas precisamente en embajadas y consulados…

 

Consideramos que, en este mundo que nos toca vivir, los jóvenes estudiantes españoles deben conocer la realidad exterior, que tan útil les será en su vida laboral futura. Realizando prácticas en Embajadas y Consulados podrán, además, conocer de primera mano los servicios que la Administración General del Estado presta en el exterior y cómo son éstos útiles para los intereses de España, de sus empresas y de los españoles allí donde se encuentren.

 

¿Cuáles son los resultados?

 

Hasta el momento muy positivos. Muchos de ellos han podido vivir esta experiencia y realizar contactos con empresas y organismos internacionales donde actualmente trabajan o realizan prácticas. Algún otro prepara a día de hoy las oposiciones de acceso a la Carrera Diplomática y, por último, dos o tres han sido contratados por las Representaciones donde estuvieron de prácticas siguiendo el procedimiento público de contratación.

 

Pero hay poco apoyo económico para los estudiantes ¿puede constituir esta circunstancia un filtro no deseable?

 

Nada nos gustaría más que poder dotar económicamente estas estancias en prácticas. Sin embargo, ante la actual coyuntura económica y en el marco de la subsiguiente restricción presupuestaria, cumplir con ese deseo nos resulta francamente imposible. Somos conscientes del obstáculo que ello puede suponer y, dentro de nuestras posibilidades, prestamos toda la ayuda que podemos en cuestiones prácticas a los alumnos.

 

Hay otras maneras de trabajar para España en el Exterior…

 

El Servicio Exterior no sólo se compone de Embajadas y Consulados; Consejerías y Agregadurías sectoriales, el Instituto Cervantes, la AECID,… también conforman el entramado de la Administración General del Estado en el exterior. En ellas trabajan empleados públicos, tanto funcionarios como contratados laborales, que acceden a estas funciones en concursos públicos basados en los principios de mérito y capacidad que se recogen en la Constitución Española.

 

¿Qué pasos debe dar un estudiante universitario, para hacer carrera diplomática?

 

En primer lugar, aunque parezca obvio, obtener el título de licenciatura, grado, arquitectura o ingeniería. En segundo lugar, prepararse para trabajar y estudiar duro los diferentes ámbitos que conforman el temario de acceso a la Carrera Diplomática (Derecho, Economía, Sociología, Inglés, Historia, Relaciones Internacionales, Francés), así como mantener los ojos abiertos a la realidad nacional e internacional que nos rodea. Por supuesto no hay que olvidarse de leer todo tipo de reflexiones que hoy se publican a través de libros o de los medios de comunicación, ya sean en papel o digitales, sobre todo aquello que ocurre en el mundo.

 

Si fuera una carrera deportiva ¿Es más un triatlón o un maratón?

 

Siendo, como soy, corredor popular, yo lo asemejaría al triatlón. Es una prueba igual de dura que un maratón, que requiere de una preparación exhaustiva, pero también ordenada de las diferentes materias, sin dejar ninguna de lado, como las disciplinas del triatlón; y, por supuesto, una concentración absoluta el día de la carrera.

 

¿Y la meta?

 

Al igual que ocurre en una carrera, tras largos meses y años de preparación, al alcanzar la meta la explosión de alegría es inmensa. Pero no hay que dejar de ser consciente de que es el principio de una nueva etapa en la que demostrar, con responsabilidad, la vocación de servicio al Estado y a nuestros conciudadanos; un nuevo período de aprendizaje continuo y de poder vivir, finalmente, la realidad de la diplomacia y la función pública.

 

Finalmente ¿Qué hacemos con Europa?

 

España apostó hace siglos por ser Europa. Así lo recordaba Julián Marías en su «España Inteligible». Ya hoy, buena parte de nuestra política interna no es otra cosa más que política europea. Europa nos ha aportado muchas de las soluciones de las que hablaba Ortega. La cada vez mayor integración de todos los Estados miembros será, sin duda, la clave de nuestro éxito, tanto en el futuro próximo como en el remoto.