Francisco Sánchez-Montes González, catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Granada
Siempre ha estado preocupado por la vida cotidiana de nuestras gentes. Una suerte de investigar que ha cultivado con profusión. Eso le ha llevado a destapar, por ejemplo, los secretos de los habitantes del Reino de Granada del siglo XVII.
Sus trabajos se centran, de modo preferente, en estudios de Población y Familia. Relata la visita en el año 1624 del monarca Felipe IV a Andalucía; también la pérdida en el Seiscientos del relevante papel que hasta entonces poseía la capital de Granada. Ha desarrollado diversas estancias en Brasil (universidades de Goiânia, Brasilia y Río de Janeiro), en la Escuela de Altos Estudios Sociales de París y la Universidad de Viena. En sus publicaciones aborda, ente otros temas, la Andalucía del Siglo de Oro, junto con aspectos de la ciudad Barroca y las minorías marginadas. Lo pudimos ver mostrando la Alhambra para Nacional Geographic…
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Ya nos lo decía Bertolt Brecht. ¿Quién construyó Tebas, la de las siete Puertas? En los libros aparecen los nombres de los reyes. ¿Arrastraron los reyes los bloques de piedra? O sí Cesar conquisto la Galia: ¿No llevaba ni siquiera un cocinero?…
La Historia es colectiva y como tal nos concierne a todos para construir la memoria. Por tanto, los protagonistas del pasado, al igual que el presente, somos todos: hombres y mujeres, pueblo y minorías de vanguardia, ejército y generales, reyes y pueblo… pues nadie pudo ganar una guerra sin contar con un ejército, como ni ningún faraón alcanzar a construir una pirámide sin sus esclavos y arquitectos. Así todas y todos, sin excepción, constituyen el objeto para la comprensión del ayer y debemos ser capaces de profundizar en las circunstancias del ayer desde la más amplia mirada sobre quienes fueron actores de cada escenario.
Lo tuyo es una carrera vocacional…
Pudo ser así en su raíz inicial, por una clara inspiración familiar, pero en realidad nunca fue perseguida tal idea de una “herencia” en mi casa. Sin embargo, roto temprano el vínculo por una triste circunstancia de la vida, ya que antes de entrar en la Universidad quedé huérfano, me enfrenté siendo aún muy joven con los estudios universitarios desde la soledad y en paralelo con curiosidad. Surgiendo muy pronto en mí una pasión por la Historia que, paso a paso, se convirtió en la intensa vocación científica y docente que aún me mueve a no perder la ilusión.
¿Cómo es posible conocer el pasado con profundidad?
Con su riguroso estudio científico, visitando archivos, extrayendo datos de los documentos, conociendo lo dicho por otros, leyendo a múltiples autores, y reconociendo a quienes han sido tus maestros… trabajando así para interpretar y tratar de comprender, desde la mirada personal y el juicio de otros, los grandes rasgos y pequeños hechos que conforman la Historia.
Profesor, investigador, divulgador, escritor, danos las claves de tu hoja de ruta…
No me gusta renunciar a ninguna actividad. El trabajo en un archivo o biblioteca significa el encuentro con “el laboratorio del documento” y la conexión con el interés siempre abierto por descubrir algo nuevo. La tarea docente me apasiona, me mantiene vivo por un contacto con mis alumnas y alumnos que es directo, a los que trato de transmitirles la pasión por nuestra profesión y ellos me brinda la oportunidad de ver la vida con su mirada.
Además, con muchos de ellos, incluso mucho tiempo después de haber sido mis estudiantes, continua existiendo un vínculo de afecto desde el mejor recuerdo. A lo cual se une mi intención siempre de cumplir con la demanda social por la Historia, participando en conferencias, seminarios, o bien escribiendo artículos divulgativos que puedan interesar a los más variados lectores.
¿Cómo tomaste la decisión sobre tu época, tu sitio y tu civilización?
El campo científico de la Historia es enorme, inabordable en su totalidad.
Mis preferencias decantaron pronto por la Edad Moderna, de modo concreto para los siglos XVI y XVII, en especial este último y quizás por ser el menos conocido, pero además está Granada y el territorio de su Reino, con su denso pasado del que nos queda (pese a los destrozos) la singular huella patrimonial que posee y que conecta de modo intenso con el periodo de mi preferencia.
Tres campos laborales donde veas en el futuro historiadores e historiadoras por todas partes…
Siempre se ha señalado a la docencia en todas sus etapas, una salida clásica y todavía viva. Yo añadiría el interés por el patrimonio y su divulgación cultural, en el cual nuestras graduadas y graduados pueden jugar un excelente y renovado papel. También es una salida el ejemplo de la dedicación a archivos, bibliotecas y hemerotecas. Pero llego más lejos, pues junto con la sociedad y la enseñanza sobre el pasado el modelo político siempre apela al ayer, convirtiendo a cualquier lego en un neófito de la historia en pro de la defensa de sus intereses, y es aquí donde también nuestros profesionales han de jugar un papel que aclare conceptos y sitúe las claves interpretativas en su justo equilibrio.
Unas cuantas razones para las empresas los contraten…
El mercado editorial de temas históricos está viviendo una etapa de intenso florecimiento, puesto que cada vez más interesa el pasado y se lee de personajes y acontecimientos; poder contar con un grupo de buenos profesionales, capaces de transmitir con amenidad sin renunciar al rigor, puede asegurar el éxito de cualquier publicación. En el campo del turismo, de perseguir la ansiada calidad, nuestros historiadores pueden también ser los introductores a cualquier guía o visita directa, incluyendo aquí los poderos instrumentos de las redes y nuevos horizontes como el caso de la realidad aumentada.
En el mundo empresarial también han nacido útiles perspectivas en temas tales como son los informes de patrimonio o arqueológicos, tan necesarios para acometer reformas o emprender nuevos planes edilicios.
¿Aquí… vale la máxima de Marco Tulio Cicerón: “Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla”?
Por supuesto, la Historia ha de cumplir una función social necesaria, no se trata de una “ciencia erudita”, de la mera acumulación de fechas y nombres, puesto que trata de la comprensión del pasado para coadyuvar a la construcción del futuro. De otro lado, de conocer nuestro tiempo anterior, evitaremos en la manipulación que siempre algunos pretenden; para que de modo colectivo, entre todas y todos, con las claves de la experiencia y rigor científico, seamos capaces en libertad de opción de construir al destino.
Nos ha costado defender el patrimonio. Publiqué en Ideal recientemente. “Se cargan “La Puerta” y tarde o temprano, se amanece sin una red de tranvías…”
Ya he señalado la falta de respeto a nuestro patrimonio, por tanto coincido contigo. El poderos instrumento de la feroz economía imperante no repara en gastos para superponer su modelo, destruyendo al entorno natural, al hábitat, también al ecosistema, desde el uso especulativo de unos bienes colectivos que son ultrajados, enriqueciéndose unos pocos sobre la desmedida explotación de unos recursos ya perecederos y que están limitados.
¿Sigue llorando Granada, como Boabdil, su pérdida de relevancia?
Me horrorizan aquellos llantos cuyas lágrimas destilan la manipulación ideológica para reivindican la vuelta al pasado, a “su pasado” y a cualquier pasado… y Granada tiene mucha Historia. Ya que caen en las reivindicaciones estériles desde la imposible vuelta atrás y blandiendo una supuesta verdad absoluta que yo como historiador niego, a la que incluso niega nuestro propio pasado. Y mientras, ignorando todo, tratan de manipular hechos sin permitir la visión confrontada, para nada inocente y rigurosa, del ayer.
¿En qué nos parecemos “al personal” de aquellos tiempos?
En algo, pues hay hechos del presente que nos conectan con el pasado y existen formas de actuar que poseen la huella indeleble de otros anteriores comportamientos. Pero la Historia por fortuna “no se repite”, ya que evoluciona en el tiempo y no es un bucle. Todos nosotros también, con el paso de los años, vivimos cambios en nuestro físico y el pensamiento, pero aun así en nuestro modo de pensar y actuar pesa la experiencia de cada cual. Por tanto, en el presente debemos de fijar nuestra mirada sobre el pasado, ya que siempre algo aprenderemos algo de nuestra Historia.
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JGL 2021