"Se necesitan espacios que democraticen el arte"
El Colectivo Entramados nace en Valencia en junio de 2015, de la mano de Mar, Jairo y Dani, tres jóvenes que descontentos con el mercantilismo del arte y el sistema que sustenta deciden unir fuerzas y trabajar en colectivo. Ahora abren local en Granada.
¿Habladnos de vuestro viaje personal hacía el mundo laboral?
Comenzamos a trabajar en colectivo hace cuatro años. Desde entonces no hemos dejado de trabajar como tal, por lo que el viaje al mundo laboral no es otra cosa que una imposición que, tarde o temprano llega. En cuanto a nuestra experiencia profesional podemos decir que el mundo del diseño gráfico y la ilustración se encuentra muy precarizado. Normalmente los proyectos que te encargan están mal pagados, poco valorados, o el tópicazo de siempre (a ti te gusta dibujar y por ello puedes hacerlo a un precio reducido o gratis). Y el problema no es hacerlo a un precio más asequible o no, es que a veces se niega el hecho de cobrar los gastos de material siquiera. Y ya cuando te piden trabajar gratis… Llevámos el tiempo suficiente en este ambiente como para querer empezar a dignificarlo, y es posible que ahora podamos hacerlo.
¿Cómo acabáis en Granada?
Podríamos decir mil cosas de por qué, pero simplemente es barata. Ese es el motivo principal.
Estáis embarcados aquí en un ambicioso proyecto…
Más que ambicioso, un proyecto que permita visibilizarnos. Como hemos dicho, nuestro oficio está precarizado en exceso. Veníamos de trabajar en casa, en un espacio muy reducido, donde apenas podías moverte sin un par de codazos antes de salir por la puerta. Sin olvidar el hecho de que vivimos en un cuarto piso, sin ascensor y que al mismo tiempo es nuestro hogar. Al final no sabes si estás trabajando o descansando, porque estás dibujando al tiempo que pones a hervir arroz. Y, obviamente, no es el lugar al que tengas que llevar al cliente que quiere un logotipo para su empresa. Ahora tenemos un local a pie de calle, que por fortuna reúne todas las características que necesitábamos. Desde el local podemos concentrarnos únicamente en el trabajo y ofrecer el servicio que podemos dar.
¿Qué dificultades estáis encontrando?
Supongo que las mismas a las que se enfrenta cualquier persona en el día a día. Alquiler, agua, luz, basuras, facturas… A esto hay que sumar el segundo alquiler, las facturas del local, la nula existencia de ayudas públicas para comenzar (al margen de microcréditos bancarios que no nos da la gana aceptar), la excesiva competitividad del mundo artístico a través de concursos que producen esta precariedad laboral de la que hablamos… No es que tratemos de decir que es imposible, o no incitar a la gente a que inicie su proyecto personal (es de lo más emocionante en lo que nos hemos embarcado), es simplemente que no son las condiciones que deberían ser. Y esto es indudable y demostrable. Y está al margen de la política. El mundo de la cultura se encuentra en estado crítico, y nuestra sociedad está garantizando su sepultura o su anestesia.
¿Cómo se trabaja de forma horizontal en busca del pensamiento crítico?
Con ganas básicamente. Trabajar de forma horizontal implica compenetración y esfuerzo. Es un trabajo consciente que no solo abarca el horario laboral, si no que invade aspectos de la vida privada y ha de llegar hasta allí. Trabajamos en colectivo porque nos oponemos a la figura del «artista». Y trabajamos de manera horizontal porque nos oponemos a estructuras jerárquicas entre compañeros, trabajando el diálogo y rechazando el liderazgo único y no compartido. Tenemos la concepción de que el/la artista es un ser iluminado que posee un don especial, y que tiene que ser premiado por la sociedad porque su trabajo contiene algún elemento «humano». Pues no. Un artista es una persona que se ha especializado en un lenguaje diferente, lo domina, y sabe expresarse mediante este otro lenguaje de manera eficaz, sea teatro, imagen, música o poesía. Fin. Por nuestra parte dominamos la imagen. Y con ello tratamos de reivindicar que un cuadro, grabado, o imagen no puede costarte 2000 euros por ejemplo. Eso tan sólo es elitismo. Se necesitan espacios que democraticen el «arte». Una vez comienzas a trabajar bajo estos preceptos, supongo que el pensamiento crítico aflora de manera natural. Tampoco lo buscamos en todo aquello que realizamos, es más una necesidad vital o una obligación como personas. Corren malos tiempos para andar sin criterio.
¿Cuáles son las ventajas de un estilo de la producción colectiva?
La retroalimentación de tus compañerxs, el constante aprendizaje, y la obvia ventaja de ser tres personas trabajando en lugar de una única. Tres cabezas pensando al mismo tiempo son más eficaces siempre que una única. Además, puedes ver las cosas con cierta distancia y con diversidad de opiniones, que siempre ayuda a la hora de generar nuevo material.
¿Qué temática abordáis?
Varias y al mismo tiempo. En un comienzo el colectivo se caracterizaba por abordar temas políticos, como eje central de casi todas nuestras obras. Con un poco más de recorrido, tal vez hayamos comprendido que la política ha ser parte de tu trabajo, y no aquello de lo que tu trabajo habla. Digamos que no es lo mismo decir «que la gente trabaje de manera horizontal» que realmente «trabajar de manera horizontal». Aunque seguimos abordando temática política, y probablemente nuestros principales temas sean de carácter social, no nos cerramos a algo en concreto. Por ejemplo, estamos trabajando en la creación de un cuento infantil, y tambien en varias portadas de discos de música. El tema normalmente viene condicionado por el trabajo que te entra. Adaptas el lenguaje dependiendo de las necesidades.
¿En qué se centra vuestra técnica?
Depende. Al igual que la temática, la técnica viene condicionada por el trabajo que entra. Venimos del mundo del grabado, y probablemente la xilografía y el esgrafiado sean nuestras técnicas más características. Son las que nos dan cierta distinción, pero somos bastante flexibles. Dominamos desde lo digital hasta la litografía, todo depende de la cantidad de imágenes y el acabado que quiera cada cliente.
¿Cómo se consigue la deriva entre reproducción y obra única?
Se consigue simplemente al trabajar grabado. Esta distinción viene de el «odio al artista». El antiguo pintor de caballete al óleo te dirá que un cuadro suyo tiene un precio de 600 euros, puesto que es una obra única, especial y con un trabajo detrás. Además, probablemente considere el grabado como un «arte menor» debido a que son copias. Nosotros pretendemos alterar ese concepto. El grabado no son copias de un original. Son múltiples originales que abaratan y hacen accesible una obra de igual calidad.
¿Dónde veis en un futuro, la iniciativa que emprendéis?
Con la posibilidad de un espacio nuevo y abierto al público, todo se multiplica. Esperamos que con el tiempo La43 se consolide y se consiga una espacio con identidad marcada.
El evento más proximo en el que estamos embarcados sería el Potingue Fest; un evento de autoedición, fanzines, música y poesía, que toma como referencia diferentes festivales como Tenderete (Valencia), Gutterfest (Barcelona) y Bala (Bilbao).