Aparecen por la avenida de Dilar con sus mochilas y tablets en mano. Auriculares y aire juvenil. Son estudiantes. Quién dijo que al PTS se accedía por rondas y rotondas. Al menos no solo soltando con el píe aires de tubo de escape.
Hoy al Campus se han incorporado Los Otros, Las Otras. Esperan escapar en vida del bachillerato y la selectividad. No a todos pero aguardan las aulas de primero en los centros universitarios para el curso que viene. De su orientación temprana depende salir cuanto antes de un futuro incierto.  Su elección académica no siempre voluntaria, que condicionará su mañana en el trabajo. En fin su larga vida para sobrada, ansiamos útil preparación.
Hoy la UGR abre las puertas de su icono actual de la tecnología y el conocimiento.  No será la panacea pero nunca se ha conocido nada igual por estos lares. Tanto I más D más I, Starp up o algo así como comienzo hacía arriba. Ahora que las incubadoras son de negocio, los viveros de empresas, su base más tecnológica que de cemento y su transferencia menos bancaria. La investigación saca nota y se aplica.
Solo separa el río ( Monachil). La ciencia con mayúsculas acabará ocupando un barrio, a veces, terriblemente anclado en el pasado. Eso sí, siguen faltando árboles. Pasa el Metropolitano en prubas, cada hay más bicis. Esto casi parece Europa.
Edificios de hospitales se entremezclan entre las urgencias y multinacionales más o menos encogidas. Extraños complejos carne de premio arquitectónico.  En sus colmenas trabajan como hormigas o abejas hacedores de panales del descubrimiento. Una cosa dará lugar a otra. Un error a otro camino. Una pérdida servirá para encontrar un destino. Es lo más parecido al engranaje de la naturaleza bajo el prisma de la imperfección humana.
Siguen pasando, se dirigen a casa. Con sus libros, al centro o a cualquier parte.  Porque han quedado. Una clase, un bar, un concierto, una charla , una biblioteca o un encuentro fortuito.
Es lo universitario que lo inunda todo. Si se viera en un papel de “cias” que no de chías. Constituiríaqn un diagrama de grados, ingenios , mientras en las sombras queda anestesiada la Granada del ocaso. Como el cerebro cambiante, la ciudad que gana y pierde neuronas retrasando su fracaso vitalo.
Se  superponen los planes sin sentido que astutamente se olvidan