El empleo, ¿único objetivo del nuevo universitario?
Estudiar una carrera universitaria sólo si implica salida laboral a su término se está convirtiendo en un mantra que escuchan los jóvenes de hoy, pues en época de crisis parece que deben sumar a su elección vocacional la responsabilidad de acertar en términos laborales.
«Encontrar el éxito ahora es la empleabilidad», afirma a Efe el presidente del Centro de Estudios Financieros (CEF) y de la Universidad a Distancia de Madrid (Udima), Roque de las Heras, que cree que «es muy importante acertar en la vida en todo pero más en la formación, algo definitivo para la persona».
Sin embargo, el 76% de los estudiantes de bachillerato no tienen claro qué carrera van a estudiar, el 43% elegirá un grado por vocación y el 36% por las salidas profesionales, según un estudio de la consultora Círculo Formación, realizado a 13.100 jóvenes en el último Salón de Orientación Universitaria Unitour.
Si no hay empleo… estudio lo que me gusta
Para el director de Internacional de Círculo Formación, Miguel Morán, no es una contradicción que se estudie por vocación cuando la tasa de desempleo juvenil es del 56,14%.
«Un escenario que plantea dificultades en las salidas profesionales de manera generalizada está llevando a los jóvenes a elegir lo que verdaderamente quieren estudiar, apoyándose en una motivación», comenta.
Más allá va Aratz Castro, portavoz de la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de las Universidades Públicas (Creup): «Quien vea la educación únicamente desde un punto de vista laboral está equivocado. La formación universitaria debe ser en conocimientos pero también en habilidades y valores».
Reconoce que uno de los principales objetivos de las personas es trabajar, pero sin olvidar que la Universidad debe dar una formación integral, «imprescindible» para una sociedad civilizada.
Las universidades públicas presenciales contaron este curso con 226.645 estudiantes matriculados de nuevo ingreso, el 34 % en la rama de Ciencias Sociales y Jurídicas, el 27,7 % en Ingeniería y Arquitectura, el 16,3 % en Artes y Humanidades, el 11,5 % en Ciencias de la Salud y el 10,6 % en Ciencias.
Respecto a esa mayoría en Ciencias Sociales y Jurídicas, el ministro de Educación, José Ignacio Wert, ha señalado en alguna ocasión que el ajuste entre estudiantes, universidades y oferta de títulos «dista de ser óptimo».
«Los gobiernos plantean medidas y estímulos para la capacitación en aquellas profesiones que irán ligadas a los sectores productivos», pero deben ir parejas a una reactivación económica que «equilibrará los porcentajes de las áreas más demandadas», sostiene Morán.
Castro dice que hoy los equipos multidisciplinares son «más necesarios que nunca» y que «todas las áreas de conocimiento son necesarias y deben estar al mismo nivel de importancia».
Y De las Heras aboga por combinar planes de formación adecuados a cada persona con expectativa laboral, pues no es igual un alumno que empieza en la Universidad al que hace un máster para especializarse o, «el caso más triste», un parado que vuelve a intentar buscar los estudios «más idóneos».
En CEF muchos alumnos estudian un grado «por placer», mientras que los de máster buscan «formación concreta para puestos concretos», así como los opositores, cuyo número aumenta después de reducirse por no convocarse plazas y por cierto «desprestigio» hacia los funcionarios, según De las Heras.
Consejos para elegir carrera
El estudio de Círculo Formación concluye que solo el 22% de los estudiantes de bachillerato opositaría, pero el presidente del CEF defiende que es una opción tan unida al empleo que los que no aprueban pero preparan bien los temarios son contratados «antes que un recién licenciado».
CEF recomienda una serie de claves para elegir bien qué estudiar como la motivación, realismo respecto a los plazos de que se dispongan, rastrear información en Internet o pedir consejo a un orientador.
Y no hay que olvidar que, según el informe Juventud en España 2012, la media europea de meses (6,5) que tardan los jóvenes en encontrar un empleo es menor cuanto mayor es el nivel de estudios. En España tardan una media de 7 meses los de educación universitaria, 8,8 los de educación secundaria y 10,2 los de primaria.