Aquí hay un plan que no para

Durante el mes de agosto los estudiantes pueden dirigirse, tanto al Hospital Real para su servicio de asistencia como al edificio Santa Lucía para empleo y prácticas. La UGR palpita en tiempos de servicios mínimos. Un buen puñado de profesionales atienden diversas tareas. Aquí el telón nunca acaba de cerrarse. La sociedad debe saberlo. Más se asemeja, como la ciudad misma a un organismo vivo, que mantiene todas sus constantes.

Su registro hace algo más que funcionar porque tiene puesta la alerta. Avisa de inmediato de los asuntos, notificaciones y otras peticiones que piensan, demandan solución inmediata. Ordenación Académica no ha dejado de batallar con los certificados o Relaciones Internacionales intentando que nada se pare en este mundo global.

Pocos saben que una institución que cuenta con tantas localizaciones tiene un mantenimiento vigilante y un equipo de jardineros que ya quisiera la reina de corazones.

Detrás de los muros están los informáticos, nunca descansan, la nube de la red con sus tormentas, pero parece que no acaba de llegar el verano.

En Santa Lucía la habilitación, la economía, la contabilidad, el personal. Los órganos vitales han de funcionar.

A veces al final de una mañana, lo insospechado. Un profesor de arqueología anuncia en traje de campo:

¡Nos han concedido las excavaciones en Orce!

Aquí hay un plan que no para.